Con amor para mi papá.

Pasé la mañana del Día del Padre esperando llamadas que nunca llegaron. Sin embargo, mi hijo menor me llamó al mediodía, seguido por mis hijas. Mi humor mejoró y terminé disfrutando de un delicioso almuerzo en familia en un restaurante frente al río Grijalva. Recordé mi infancia vendiendo periódicos con mi padre. A pesar de las circunstancias, seguimos dando lo mejor de nosotros y promoviendo valores positivos.

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