Una tarde calurosa en la colonia Roberto Madrazo, donde la vida transcurre entre la tranquilidad y la creciente inseguridad. Ana, de 28 años, observa desde su casa de lámina y bloques, mientras los niños juegan al fútbol bajo el intenso calor. La presencia de una subestación eléctrica y ductos de Pemex generan preocupación entre los habitantes. A pesar de los riesgos, la vida continúa en la colonia, donde la inseguridad es más palpable que la amenaza de explosiones.
30,000 personas residen en una zona propensa a explosiones.
